Los toltecas (en nahuatl, ‘maestros constructores’), pueblo nativo
de México que emigró desde el norte de lo que ahora es México, tras la
decadencia (en torno al año 700 d.C.) de la gran ciudad de Teotihuacán, y que
estableció un estado militar en Tula, a 64 km al norte de la moderna Ciudad de
México, en el siglo X d.C. Se pensó que su llegada marcó el cenit del
militarismo en Mesoamérica, puesto que el ejército tolteca empleó su mayor
potencia para dominar las sociedades vecinas. El pueblo tolteca creó una
refinada cultura, que incluía conocimientos sobre la fundición del metal, el
trabajo de la piedra, la destilación y la astronomía. Su arquitectura y su arte
reflejan influencias de Teotihuacán y de la cultura olmeca.
Los restos de Tula, a veces llamada Tollan Xicocotitlán, incluyen
tres templos piramidales, de los cuales el más grande está rematado por
columnas de 4,6 m de altura en forma de estilizadas figuras humanas conocidos
como "atlantes" (guerreros); se cree que estaba dedicado a
Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de
culturas anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus. Según la
leyenda, un dios rival tolteca Tezcatipotla, hizo que Quetzalcóatl y sus
seguidores abandonaran Tula en torno al año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y
posteriormente desarrollaron la ciudad maya de Chichén Itzá, convirtiéndola en
su capital y en un importante centro religioso. La civilización tolteca decayó
en el siglo XII, cuando los chichimecas, junto con otros pueblos indígenas,
invadieron el valle central y saquearon Tula. Los toltecas del sur fueron
absorbidos por los mayas, a los que habían conquistado anteriormente. Hacia el
siglo XIII la caída de Tula y del poder tolteca abrió el camino para la
ascensión de los aztecas.
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