Los orígenes de la civilización maya son objeto de discrepancias
académicas en virtud de las contradictorias interpretaciones de los hallazgos
arqueológicos. El período formativo comenzó, cuando menos, hacia el 1500 a.C.
Durante el período clásico, aproximadamente entre el 300 y el 900 d.C., los
mayas extendieron su influjo por la zona sur de la península de Yucatán y el
noroeste de las actuales Guatemala y Honduras. Se construyeron entonces los
grandes centros ceremoniales como Palenque, Tikal y Copán. Los centros maya
fueron abandonados de forma misteriosa hacia el año 900 y algunos individuos
emigraron al Yucatán.
En el período postclásico, desde el 900 hasta la llegada de los
españoles en el siglo XVI, la civilización maya tenía su centro en el norte de
Yucatán. La migración tolteca de los itzáes, procedentes del valle de México,
impactó fuertemente en sus estilos artísticos. Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal
fueron ciudades esplendorosas. La Liga de Mayapán, que dominó la península de
Yucatán durante dos siglos, preservó la paz durante algún tiempo, pero tras un
período de guerra civil y de revolución, las ciudades quedaron abandonadas. Los
españoles vencieron con facilidad a los grupos mayas más importantes, pero el
gobierno mexicano no logró subyugar las últimas comunidades independientes hasta
1901. Actualmente los mayas forman la mayoría de la población campesina en
Yucatán y Guatemala.
La lengua maya (también llamada yucateca)
la hablan unas 350.000 personas en Yucatán, Guatemala y Belice.
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